Todo es diferente cuando se ve desde abajo. Lo ves todo más enorme, más monstruoso y mucho más desproporcionado, apenas puedes pensar mientras te dedicas a esquivar todos los golpes que esos orcos sangrientos y sedientos de carne te intentan dar. Uno tras otro.
Suspiras cuando recuerdas que no dependías de una fogata y una navaja mal construida para sobrevivir en la jungla, el desierto, la nada y el todo. Eras temido y tu nombre conocido en todo el reino del aire y los castillos de cartas. Pero ahora un soplo y te han dejado sin armadura, sin casco, sin espada y sin princesa.
¿Serás ahora capaz de continuar luchando contra las embestidas o dejarás que todo se derrumbe en un latido?
La grandeza consiste en continuar caminando cuando se te ha borrado el camino, en despertarse cada día temprano y en ser el último que apaga la luz para irse a dormir. Luego ya vienen los actos heroicos y esas cosas que se quedan en los libros, las lágrimas en las salas de cines y en las leyendas urbanas sobre el hijo del vecino.
No todo son carreras repletas de éxito y esmeraldas, también existen las carreteras secundarias repletas de enredaderas que te esperan con sus hojas afiladas.
¿Serás ahora capaz de continuar caminando...?
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